Rokovoko. Una isla muy lejana hacia el oeste y el sur. No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca. Hernan Melville.

lunes, 30 de marzo de 2020

El coronavirus desde el alambre

Mujeres del campo de refugiados de Moria, en Lesbos (Grecia), cosen máscaras contra la pandemia. / M. LAGOUTARIS (AFP)

Es innegable que el impacto biológico de las grandes plagas no hace distingos entre ricos y pobres, pero no es menos cierto que siempre hubo clases y que eso no iba a dejar de suceder en tiempos del coronavirus. Según las oenegés, más de 168 millones de personas ya se encontraban en una situación de riesgo extremo antes de la irrupción de esta crisis sanitaria, que ha multiplicado exponencialmente la fragilidad de su existencia. Ni siquiera un escenario tan excepcional sirve de atenuante para que “millones de personas sin techo consigan cobijo o para posponer los bombardeos” que siguen siendo la realidad cotidiana en las zonas más calientes del planeta, como recuerda María Jesús Vega, portavoz en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Sucede en Centroamérica, donde “la violencia y las amenazas de las maras continúan empujando a familias enteras a cruzar fronteras”, y en Idlib, al noroeste de Siria, “donde hay casi un millón de personas atrapadas en el fuego cruzado sin acceso regular a la ayuda humanitaria”, subraya Vega. Las consecuencias son tan asoladoras que las empiezan a sufrir países que ni siquiera han registrado contagios, como Sudán del Sur, que asiste impotente al cierre de fronteras, la cancelación de vuelos y la salida del personal sanitario, impidiendo que entre la ayuda que se requiere, destaca Paula San Pedro, responsable de Incidencia y contenidos en cambio climático de Oxfam Intermón. Naciones tan sumidas en la miseria, huérfanas de respuestas institucionales propias, que su mayor preocupación sigue siendo “sobrevivir a muchos otros retos como la guerra, el desempleo o los embistes del cambio climático”, destaca.


Administrar la precariedad
La plaga se suma a una cadena de vulnerabilidad demasiado extensa. Y cuando la guerra ha dejado la mitad de los hospitales en ruinas y "el 80% de la población depende de la ayuda de cooperantes", como sucede en Yemen, o apenas hay dos respiradores para 12 millones de personas, com en Sudán del Sur, la potencial llegada del virus “puede ser demoledora”, anticipa San Pedro. Entre las áreas marcadas en rojo sobre el mapa, Vega destaca las inhumanas condiciones en los campos de refugiados griegos; la inestabilidad que irradia la crisis de Siria; el “casi millón de refugiados y apátridas rohingyas” que sufren el brutal azote de los Monzones en Bangladés, la situación en países de Latinoamérica como Colombia, y los 4,8 millones de refugiados y migrantes venezolanos obligados a huir de la inestabilidad de su país. También Mali, Burkina Fasso y Sudán, así como Etiopía y Uganda “que acogen a casi un millón de refugiados en sus territorios con muy escasos recursos”.

Por encima de áreas geográficas, hay tres factores esenciales para distinguir a los colectivos más desprotegidos ante el Covid-19: “Aquellos que sufren hacinamiento, un frágil sistema sanitario y la falta de acceso a agua y jabón”, expone San Pedro. Una situación más generalizada en el planeta de lo que pudiera parecer. “Nos recomiendan lavarnos las manos constantemente pero ¿cómo pueden hacerlo los refugiados a los que solo podemos suministrar 15 litros de agua para beber, cocinar, asearse y todo?”, incide Vega. A todo eso cabe sumar “la salud precaria de niños, embarazadas, ancianos y refugiados con discapacidad que han sobrevivido a las penurias de una guerra, sin vacunas, medicinas, malnutridos”, destaca la portavoz de ACNUR, para avanzar que la todavía incipiente irrupción del virus en estos entornos puede tener “consecuencias dramáticas”.

Efectos devastadores en el ámbito de la salud, en primera instancia, pero que alcanzarán muchas otras dimensiones. Como los más de 25 millones de empleos que se perderán, según la última estimación de la Organización Internacional del Trabajo, cuando la crisis aún no ha alcanzado su cénit. De ahí que ACNUR reclame a los estados que “permitan acceder a la seguridad a las personas más vulnerables y pedir asilo, con independencia de que se apliquen todos los protocolos sanitarios y cuarentenas necesarias”. Vega apela también a una red de solidaridad internacional y a una mayor implicación de los estados más avanzados al recordar que “el 85% de los refugiados están acogidos en países muy desfavorecidos o en vías de desarrollo”.

Niños sin refugio

Incluso dentro de la miseria y la desesperación cabe distinguir un grupo que merece especial atención: los niños. La UNESCO estima que el cierre masivo de centros educativos a causa de la pandemia afecta ya a más de 1.524 millones de menores, el 87% del total de matriculados, y es una dificultad insalvable para los muchos hogares que no disponen de los medios tecnológicos necesarios para mantener la formación en formato ‘on line’. La contingencia abarca, además, otros desafíos no menos importantes que el académico. “La escuela es para millones de niños un espacio sano y seguro y la alimentación que reciben allí es el principal sustento para muchos”, revela Mary Guin Delaney, asesora regional de UNESCO en América Latina y el Caribe.

Preocupa su presente y alarma su futuro si se perpetúa su alejamiento de los pupitres. ”El estrés, el hacinamiento y el hambre traen peligros como la violencia en el hogar y el deterioro en la salud física y mental”, subraya Guin Delaney. Se altera el orden de las prioridades, arrecian la inseguridad y la precariedad y no pocos menores que ya viven en el alambre existencial pueden verse arrastrados definitivamente a una vida lejos de las aulas, sometidos a la explotación laboral y a un futuro en el que sus sueños se disipen, quién sabe si para siempre.

No mucho mejor es la situación para millones de mujeres, “doblemente golpeadas” en cada crisis humanitaria, denuncia la representante de Oxfam, que recuerda que en estas situaciones “los patrones machistas se acentúan con terribles consecuencias para las víctimas de violencia doméstica”. Sin olvidar que "más del 70% del personal sanitario son mujeres" que ahora mismo están en la vanguardia de la respuesta de emergencia, con el agravante en muchos casos de no poder permitirse desatender sus quehaceres domésticos.

Una migrante, en una parada de buses de Bangkok, trata de protegerse del Covid-19 con una mascarilla. / P. KITTIWONGSAKUL

Carpetazo a la austeridad

Ante el titánico desafío que se presenta, Oxfam Intermón apela a la comunidad internacional para dar carpetazo a las medidas de austeridad que dejarían “a millones de personas atrapadas en la pobreza”, al tiempo que propugna un nuevo “pacto verde que ponga a los más vulnerables en el centro de las iniciativas de un crecimiento sostenible”. Impulsos que deberían  financiarse con impuestos a las grandes empresas, eliminando los paraísos fiscales y aumentando la cooperación internacional para no “dejar a nadie atrás”, subraya San Pedro.

Entender, también, que esta crisis debería convertirse en un punto de inflexión, el de admitir el error de sentirnos “invulnerables”, sostiene Vega. “En un mundo globalizado --añade la portavoz de ACNUR en España--, el bienestar de todos, independientemente de su raza, estatus migratorio o credo, es nuestro propio bienestar".

Víctor Vargas Llamas elperiodico.com

domingo, 29 de marzo de 2020

El coronavirus se ceba en los barrios más pobres del área de Barcelona

Vivendas en el distrito de Nou Barris, el más afectado en la ciudad. / JORGE GIL

Que a perro flaco todo son pulgas es una realidad palmaria desde que el mundo es mundo. Nada nuevo bajo el sol. Un informe reciente de Oxfam Intermon con el revelador título de 'Desigualdad 1- Igualdad de oportunidades 0' señalaba que la diferencia en la esperanza de vida entre ricos y pobres en Barcelona era de hasta 11 años, y de casi siete en Madrid. Este sábado, la Generalitat ha hecho público -tras semanas de insistencia por parte de la prensa- un mapa interactivo con los casos de coronavirus territorializados en el que, a primera vista, destacan por su oscuridad -a más oscuro, mayor número de casos- los municipios del área metropolitana de la capital catalana y, dentro de la ciudad, los barrios de los ejes Besòs y Llobregat, que históricamente han ido compartiendo el triste honor de ser el farolillo rojo en las listas de renta familiar en la ciudad (al margen del gran foco de la Conca d'Òdena).

Poniendo el foco exclusivamente en la ciudad de Barcelona, el barrio de Roquetes, en Nou Barris, es el que tiene la tasa de positivos más alto (un 533 por cada 100.000 habitantes) y la zona de Sant Gervasi-Galvany la que menos, con 77 casos por cada 100.000. Hace tiempo que profesionales de los CAP de los barrios más castigados de la ciudad y el área metropolitana alertaban de que las malas condiciones de vida de sus vecinos eran incompatibles con los consejos médicos de extremar las medidas de higiene, por lo precario de sus viviendas. Además, en estos entornos predominan unos perfiles profesionales incompatibles también con el teletrabajo, mucha gente trabajando en supermercados, en fábricas o en servicios de limpieza, con lo que el confinamiento en demasiadas ocasiones es una utopía.

Llueve sobre mojado

Tras cada uno de esas frías cifras hay personas con contratos de trabajo basura, o directamente sin ellos, trabajando en negro, que si se ausentan a su puesto de trabajo no tendrán qué darle de comer a sus hijos. O familias obligadas a compartir piso con otras familias, haciendo imposible el control de los contactos. El análisis lo hace Nani Vall-llosera, doctora del CAP Bon Pastor y expresidenta del Fòrum Català de l’Atenció Primària, a quien no le sorprenden los datos que muestran el mapa. "Las diferencias sociales afectan a la salud, y el virus ha encontrado en estos barrios a personas que ya arrastraban una salud más precaria", apunta esta médica de base quien señala que las medidas telemáticas ofrecidas -las aplicaciones o la posibilidad de contactar con los medios por correo- están muy bien, pero excluyen a una importante parte de la población que tiene acceso a ellas.

"El virus ha encontrado en los barrios pobres a personas que ya arrastraban una peor salud"
Nani Vall-llosera
Doctora del CAP Bon Pastor

Sin salir de Barcelona, el segundo enclave más afectado es Trinitat Vella, que llega al 0,49%, también en el eje Besòs. En general, toda la zona norte de la ciudad es la más afectada (Nou Barris se lleva otra vez la peor parte).

Viladecans, El Prat y Badalona

El mapa interactivo de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) se ha elaborado con los datos de pruebas obtenidas hasta las cinco de la tarde del viernes. Los datos se refieren a las muestras hechas por las unidades básicas de salud de la Conselleria, e indican que las tasas más altas de infecciones por cada 100.000 habitantes se dan en Santa Margarida de Montbui (932,2). 

Algunos barrios de Viladecans, con una prevalencia del 708,8; El Prat de Llobregat, con 604,7, y Badalona, con 597,8 se encuentran también entre los peor parados.

Helena López elperiodico.com

domingo, 22 de marzo de 2020

El coronavirus y la selección de la especie, Rosa María Artal


Hasta ahora, la "peste negra" había sido una de las pandemias más devastadoras de la humanidad, si no la mayor. Probablemente seguirá ostentado ese récord, pero no está de más observarla por si aporta alguna lección. Se desarrolló en el siglo XIV, en Asia, para expandirse a través del tráfico marítimo a Messina, en Italia, y luego a gran parte del mundo conocido hasta entonces. No era la primera vez, ni siquiera la última. La ciencia apenas existía, sepultada por las creencias de la religión, entonces con un enorme peso. Y la medicina se guiaba más por la experiencia acumulada, por bases empíricas, que por conocimientos científicos. La desazón y el destrozo económico y social fueron inmensos. Y buscaron irracionalmente culpables que purgaran un daño que no por ello desaparecía. Lo mejor, la gran enseñanza, es que tras el siglo XIV vino el XV y, con él, el Renacimiento. Volver a nacer a la luz de tanta muerte y oscurantismo.

Nunca pensamos que pudiera sucedernos a nosotros, a los ciudadanos del siglo XXI, dotados y hasta saturados de elementos para combatir cualquier contrariedad. No lo vimos ni cuando ya el coronavirus estaba empezando a invadirnos por encima de todas las previsiones. Nada es igual por supuesto al mundo del siglo XIV, salvo las reacciones humanas ante lo desconocido, el temor a la muerte y la necesidad de buscar chivos expiatorios. Más aún, se diría que el progresivo adoctrinamiento en la frivolidad ha creado un sector decisivo de la sociedad profundamente infantilizado. Su desconcierto es mayor que nunca, cuando creía tenerlo todo previsto y bajo control. Pero sin duda el siglo XXI sí dispone de recursos que precisa poner al servicio de la salud y el bien común. Y también cuenta –seguramente como todos los momentos de la historia- con personas capaces y responsables. Y todos, unos y otros, comunicados masivamente como nunca antes, todos sumando sus fuerzas en la eterna batalla.

Para entender lo que nos ocurre es necesario este contexto. Y saber que la ciencia avanzó extraordinariamente pero no lo puede todo, y, en su esencia evolutiva de continuo, sigue precisando trabajo de investigación y medios. Y ser absolutamente conscientes de que las conquistas sociales -algunas obtenidas a un alto precio- lograron una sociedad algo más justa. Y que, una vez tras otra, la codicia nos desarboló. Los que tienen el cuajo de criticar que se aborden soluciones "con ideología", fueron quienes con ideología apostaron por apoyar la tijera que, por ejemplo, diezmó los recursos sanitarios públicos -que se han vuelvo imprescindibles- y la investigación. También la investigación preterida por soluciones folclóricas y de populismo nacionalista, que es lo más negativo que puede hacer la política. Los datos son concluyentes en ambos sentidos, dejen de manipular la realidad.

La más terrible consecuencia para la comunidad que ha traído la pandemia del coronavirus es la deshumanización, hija de haber considerado el egoísmo motor de la sociedad. Las filas de féretros de madera, todos iguales, en Bérgamo, la Lombardía italiana, que se lleva el ejército a incinerar fuera porque allí ya no caben, son apenas la cubierta de una disfunción social grave. Y las habrá en las residencias de mayores de España, con un abultado número de víctimas que revela problemas de desatención previos de enorme calado. Se ha dicho en algunos de los centros, se avisó antes. Da la impresión de que no recibieron la atención precisa, y, si no fue en la muerte, es que tampoco la tuvieron en este tramo final de la vida. Es cruel, inasumible como sociedad. Para atemperar los calificativos que brotan de mi indignación, recurro a las palabras de un jurista de gran valía humana, Joaquim Bosch: "Morían en soledad multitud de personas ancianas en sus casas, sin asistencia, ante la indiferencia general. Ahora con el virus mueren por decenas en las residencias y esto debería ser aclarado". De hecho ha sido denunciado a la Fiscalía.

La verdad es que ya ni se molestan en ocultar que, ante la saturación y la carencia de medios, se está practicando el triaje usual en las guerras muy cruentas. Se dijo en Italia que se desechaba de entrada a los mayores de 80 años. Alguno ha dado la nota y se ha salvado solo. Un francés también, que sepamos. A eso se le llama ser supervivientes natos. En España, los médicos de UCI avisaron de que pueden necesitar cuidados intensivos por el coronavirus hasta 9.000 personas a la vez y que no hay suficientes. Están habilitando hoteles –hoteles, ya vale-, buscando respiradores que faltan y no son ni siquiera tan caros para la economía de la utilidad, reclutando médicos jubilados o recién licenciados. Pero también propusieron "el uso de todas las camas para los pacientes con mayor probabilidad de recuperación". Y, precisando más, "los médicos elegirán a quién ingresar en la UCI según su esperanza de vida".

¿Por falta de medios se elige a quién se le da posibilidad de vivir y a quien se le niega? Después de haber recortado la sanidad pública y de desperdiciar millones de euros en obras inútiles que cuajaron el paisaje español del despilfarro, en materias accesorias y cuestionables como la promoción de la tauromaquia en su declive o luchar desde Andalucía contra la inmersión lingüista en Catalunya. Después de haber robado de las arcas públicas a saco. Hecho está, hay que arbitrar soluciones. Pero que, habiendo dinero público y privado, se acepte como irremisible este triaje sanitario al límite, solo lo hace una sociedad deshumanizada.

Los ancianos se llevan la peor parte en esta crisis. Cada vez que repiten, con cierta euforia, que solo hay tres víctimas menores de 65 años, dan a los mayores de esa edad una punzada en el corazón y hasta en la autoestima. Es el cénit de una sociedad basada en la productividad y no en los seres humanos. Venía de lejos y se confirma ante el peligro del coronavirus. Un amigo, que se ha jugado la vida por los demás durante toda su vida –ahora también- dejándose más de una muesca, experimentó la otra noche la experiencia de ver cómo tres jóvenes se cruzaban de acera, en fila, al verle pasear con su perro. Lo interpretó como rechazo cuando no lo hacían con otros transeúntes.

En esta crisis, hay otras víctimas además de los enfermos. Médicos, enfermeras, policías, miles de personas nos están cuidando con riesgo de su salud, y algunos ya han enfermado y hasta han muerto. Y es que tampoco es eso. No se puede aceptar que su vocación de servicio les cueste tan cara por falta de medios. Les están faltando elementos de protección. Hay que buscarlos donde sea y usarlos ya. Remito aquí otra vez a todo el dinero público dilapidado o robado: a todo el existente ahora que, si tiene una prioridad humana, es el bien común. Y, si la avalancha de necesidades han convertido hasta las mascarillas en producto de difícil obtención, pongan a las industrias a coserlas. Pongámonos, si es el caso.

Llaman la atención cifras tremendas de esta crisis. Miren las comparativas de mortandad. Italia supera el 7% de letalidad del coronavirus. En España el índice es del 4% mientras que en Corea del Sur es del 1%. Lo repaso cada día y Madrid también supera el 7%. Los datos netos de este viernes muestran esas diferencias disparatadas de Madrid dentro de España. Aunque van una semana por delante del resto es desmesurado. Los comentarios al tuit son otro reflejo de la sociedad. Y lo que publican, radian o televisan los grandes medios generalistas es ya para echarse a llorar. Los furibundos ataques a determinados miembros del Gobierno de coalición rozan la infamia.

Y, mientras, se anuncian un hospital de campaña a desplegar en IFEMA con 5.500 camas debido al desborde de la sanidad madrileña. Como en una guerra. Asturias y la Comunidad Valenciana, al menos, también están montando los suyos. El pico de afectados sigue subiendo y todavía no ha llegado España a doblar la curva.

Es cierto que la pandemia nos ha mostrado la solidaridad de mucha gente que no era tan visible, y reconforta. Es un aval para después. Pero piensen que los aplausos han de venir cargados de exigencias de lo más elemental al menos, ahora. Menos himnos y "Arriba España", y más mascarillas y UCIs, más sanidad pública.

Volviendo a la selección que sutilmente –o no- se empieza a practicar, ¿cómo se elige quién es más valioso para la vida? No se puede entrar en terrenos siquiera de si es más ventajosa para la comunidad una persona que cree, desde un puesto dirigente, que el coronavirus se contagia por las gomas de pelo fabricadas en China que cualquier anciano con ideas. Sería terrible en todo caso que se seleccionara la vida o la muerte incluso en criterios de lucidez o majadería. Lo que sí les digo es que la gerontofobia se ha extendido como virus social. Es un paso cualitativo peligrosísimo.

La selección de la especie que formuló Charles Darwin no implicaba la desaparición de los más incapaces o no en el sentido que a veces se toma. Decía, de hecho, que el animal que sobrevive no es el más fuerte, ni el más listo, ni el más rápido, sino el que mejor se adapta. Sin duda la gente tóxica, la que prima el egoísmo, sobrevive bien en su estiércol. El mal se acomoda estupendamente –no sin cómplices- para sacar provecho hasta de las pandemias. Ataca para tapar sus culpas y en ciertos sustratos logra germinar. Tengan presente, sin embargo, que tras las pestes medievales del XIV, vino el Renacimiento, y el Humanismo y la Ilustración. Este tremendo revulsivo puede ayudarnos a configurar una sociedad nueva en la que prime lo verdaderamente importante y sepa librarse de las malas hierbas. Porque, si no, tanto sufrimiento no habrá servido para lograr un futuro mejor.

eldiario.es

lunes, 9 de marzo de 2020

¿Por qué han convocado un "Día sin mujeres" en México para el 9 de marzo?

En lo que va de 2020, según información de activistas, se han registrado 265 feminicidios en México y 20 de las víctimas eran niñas menores de 14 años. 

Agrupaciones feministas en México han convocado un "Día sin mujeres" o "Un día sin nosotras" para el próximo 9 de marzo en todo el país.

"El nueve, ninguna se mueve", es una de las frases con las que invitan a las mujeres de México a no asistir ese día a los trabajos, universidades, escuelas e, incluso, a evitar salir a las calles y hacer compras, para, de esta manera, expresar su descontento contra los feminicidios, la violencia de género y el acoso sexual del que son víctimas en ese país.

"Nuestra ausencia se sentirá en todo el país. Un día por ti, por todas y con todas", escribió la actriz Vanessa Bauche, al publicar la convocatoria.

El 9 de marzo es lunes, un día después del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Para ese domingo previo, las organizaciones feministas han convocado en México movilizaciones en las principales ciudades del país, con una marcha principal en Ciudad de México, que se realizará desde el Monumento a la Revolución hasta el Zócalo capitalino.





¡Que un día antes nos vean a todas y al siguiente no!", publicó en Twitter una de las mujeres que se han sumado a la convocatoria.

Desde el colectivo "Ni Una Menos México", además, apoyan una propuesta hecha por varias de las mujeres en las redes sociales para quienes no puedan evitar salir ese día, a las que les recomiendan usar un pañuelo o listón morado en la muñeca, como apoyo a la protesta.

Conmoción reciente

La convocatoria se conoce en medio de la conmoción por dos feminicidios ocurridos recientemente en el país: el de la joven Ingrid Escamilla y el de la niña Fátima.

Escamilla, de 25 años, fue asesinada —apuñalada y desmembrada— a manos de su pareja sentimental, en Ciudad de México; y su cuerpo fue exhibido en la portada de algunos periódicos.

Fátima, de 7 años, desapareció el 11 de febrero de la escuela donde estudiaba, ubicada en Santiago Tulyehualco, un poblado ubicado en el oriente de la Ciudad de México, en la alcaldía de Xochimilco. Su cuerpo apareció el domingo 16 de febrero, en un municipio aledaño, dentro de una bolsa.

Sin embargo, no han sido las únicas víctimas en los últimos días. Desde el colectivo "Ni Una Menos" han hecho públicos otros feminicidios , como el de Jaqueline, una adolescente de 17 años que había denunciado públicamente a policías de acoso, cuyo cuerpo fue encontrado este martes 18 de febrero, con impactos de bala y signos de tortura, en el balneario Coyuca de Benítez, en el estado de Guerrero.

El cuerpo de otra mujer, con signos de estrangulamiento, fue encontrado el pasado lunes 17 de febrero en el fraccionamiento Costa Azul de Acapulco, también en Guerrero. La víctima, según reporta Debate, había sido secuestrada el día anterior en la playa La Condesa.

Las cifras de feminicidios en México

De acuerdo a organizaciones feministas y de derechos humanos, se estima que en México son asesinadas, en promedio, 10 mujeres al día.

Sin embargo, las autoridades estatales tienen criterios diferentes para tipificar como feminicidio los homicidios de mujeres registrados en sus jurisdicciones.

En 2019, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se registraron976 feminicidios; cifra que superó a los 891 casos que se tipificaron con este delito en 2018.

Las entidades que registraron mayor número de feminicidios el año pasado fueron Veracruz, con 157, y el estado de México, con 122.

Este año, aunque no hay una cifra oficial, la activista Frida Guerrera, quien denunció los casos de feminicidios durante la conferencia matutina del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el pasado 14 de febrero, dijo recientemente que en lo que va de 2020, se hanregistrado 265 asesinatos de mujeres por cuestiones de género, de los cuales 20 fueron víctimas menores de 14 años.

"La indiferencia mata"

López Obrador se ha pronunciado sobre estos casos, pero ha sido cuestionado por su posición en torno al tema de los feminicidios.

El último pronunciamiento lo hizo el pasado lunes, cuando ya se conocía el hallazgo del cuerpo de la pequeña Fátima y tras haberse registrado fuertes protestas por el asesinato de Escamilla.

Entonces, el mandatario, tras lamentar la muerte de la niña y señalar que no se puede quedar en la impunidad, se refirió al "proceso de degradación progresivo", como consecuencia del modelo neoliberal.

"El crecimiento económico, se mide, incluso el número de homicidios, pero no se mide el grado de descomposición social que produjo la política neoliberal. Hay una crisis profunda de pérdida de valores en el país", dijo López Obrador.

Pero, además de hacer esa referencia, en la misma alocución pidió a las feministas evitar hacer pintadas en las protestas, refiriéndose a los grafitis que se dejaron en algunos edificios durante la manifestación para pedir justicia por la muerte de Escamilla.

"Le pido a las feministas, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, las paredes (...) respetamos el derecho de todos a la manifestación, pero ojalá y se ejerza ese derecho de manera pacífica, sin violencia", dijo el mandatario, quien aseguró que su Gobierno está "trabajando para que no haya feminicidios".

Un día después, un grupo de activistas se manifestó frente al Palacio Nacional de México y, en respuesta a las palabras de López Obrador, hicieron pintadas, en las que escribieron: "Nos faltan ellas", "Dónde están", "La indiferencia mata" y "Estado feminicida".

Edgar Romero
actualidad.rt.com

Foto Carlos Tischler / Reuters
Foto Carlos Tischler / www.globallookpress.com 


jueves, 5 de marzo de 2020

El lobby putero tiene secuestrado el 8M Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Las compañeras de CATAB (Catalunya ABolicionista Plataforma Feminista), nos hacen llegar este escrito de denuncia sobre el funcionamiento de la Coordinadora del 8M y el intento del lobby pro-prostitución de ocupar los espacios feministas. Explican las agresiones que sufrieron por defender la reivindicación feminista contraria a la mercantilización de los cuerpos de las mujeres.


CATAB (Catalunya ABolicionista Plataforma Feminista)
El 8M era y es, una conmemoración de un proceso de denuncia y lucha que culmina en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora

En los últimos años, donde la ideología y tendencias del neoliberalismo y la reacción patriarcal han influido con diferentes estrategias en el movimiento, las mujeres abolicionistas de la prostitución, hemos sido muchas veces agredidas en los espacios del 8M por parte de los lobbies pro-puteros y pro-prostitución, en un intento de hacer acallar la denuncia social y feminista, blanquear la trata bajo la forma tráfico legal de mercancías para la prostitución.

Barcelona es ya una ciudad destino de turismo sexual, lo cual obliga a que cada vez más mujeres estén atrapadas en las redes de la trata para cubrir la demanda de puteros de toda procedencia. Trata y prostitución van unidas en el mismo negocio proxeneta.

Nuestra lucha no es contra las mujeres prostituidas, ni tampoco mantenemos ningún posicionamiento prohibicionista ni represivo contra las mujeres que están en esta situación. Al contrario. Solo las abolicionistas, con su lucha, pueden acabar con esta explotación ancestral de los cuerpos de las mujeres para el privilegio y el negocio del sexo machista.

Las abolicionistas sabemos que la prostitución es una institución fundacional del patriarcado y nunca traicionaremos a las generaciones futuras ni a las precedentes, en cuanto a mantener que esta mercantilización del cuerpo, no es en absoluto una actividad que empodere o dé derechos a las mujeres. Bien al contrario, perpetúa la violación, previo pago, por parte de los puteros, de cuerpos de mujeres que no los desean, ratificándose de este modo el mayor poder y privilegio de la sexualidad y el poder machista.

La prostitución no es sexo para las mujeres. La prostitución No es Trabajo. Es la perpetuación del patriarcado y del neoliberalismo en nuestros propios cuerpos.

La capacidad de lucha del feminismo no se puede mostrar bailando ritmos más o menos machirulos o convirtiendo una jornada reivindicativa y de denuncia en un carnaval. Por eso queremos dejar constancia de esta deriva carnavalesca de la conmemoración del 8M y de nuestra postura radical contra la consideración de que la prostitución se quiera imponer como un trabajo normalizado. Ni en el presente, ni en el futuro de las mujeres y niñas.

Por mucha represión que se quiera ejercer sobre nosotras, no nos callarán.

COMUNICADO DE CATAB SOBRE LA ORGANIZACIÓN DEL 8M 

EL LOBBY PUTERO TIENE SECUESTRADO EL 8M

 

Barcelona, 20 de febrero de 2020.

Desde CATAB queremos denunciar que el lobby pro-puteros está dentro de la organización del 8M en Barcelona. El lobby, con el consentimiento de algunos colectivos afines, ha aprobado un manifiesto que mercantiliza el cuerpo y la vida de las mujeres. Este manifiesto es el resultado de la censura a los colectivos feministas que han participado en las asambleas y comisiones de trabajo. En la aprobación del manifiesto del próximo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no ha habido consenso, ni debate, ni se han tenido en cuenta las aportaciones del movimiento feminista y su genealogía, pero recoge, en cambio, el objetivo del lobby pro-puteros de convertir la prostitución en un trabajo como cualquier otro.

Asimismo queremos denunciar también el acoso y las agresiones verbales y físicas que han sufrido nuestras compañeras durante la asamblea celebrada ayer, 19 de febrero en La Bonne, en la ciudad de Barcelona. Agresiones que se han realizado ante la indiferencia general y la actitud despótica y autoritaria de las que se consideran propietarias de un local legado a las mujeres de la ciudad, alegando que ya no seríamos bienvenidas a un espacio que es de todas.

Queremos dejar constancia de que los colectivos feministas que firmamos este comunicado hemos participado, desde el comienzo, de manera activa y constructiva en las diferentes comisiones organizadas por la coordinadora de la Asamblea. Pero las miembros de la coordinadora, lejos de “aparcar” la denominada “controversia de la prostitución” para luchar por un 8M unitario y consensuado, han decidido aceptar las consignas de lobby pro-putero, consiguiendo de este modo que el movimiento feminista haya quedado censurado y silenciado a través de unos actos de violencia y vulneración democrática.

Desde CATAB queremos denunciar y manifestar nuestro absoluto desacuerdo con el intento de legitimar y blanquear la prostitución como “trabajo sexual” para las mujeres, claro objetivo del lobby, que trata de imponer que la mercantilización del cuerpo de las mujeres forme parte de las reivindicaciones del movimiento feminista, al quedar escrito en el manifiesto del 8M.

CATAB, como entidad abolicionista, escucha a las supervivientes de prostitución y se solidariza y apoya incondicionalmente a las mujeres que quieren salir de este modo cruel y patriarcal de esclavitud. Por eso quiere dar a conocer su rotunda oposición al hecho de que las mujeres de Barcelona y áreas metropolitanas se manifiesten por las calles bajo las consignas del lobby sin ellas saberlo. La prostitución y la trata son indisociables, la demanda conduce a la trata para satisfacer a los puteros como si las mujeres fuéramos un producto. Nos encontramos pues con una estrategia de blanqueo de la trata por parte del lobby.

La explotación sexual contra las mujeres tiene que erradicarse, no blanquearse, como se pretende, porque nada es más contrario a la historia y genealogía del propio movimiento que llamar “trabajo” a la vulneración de los DDHH más fundamentales de las mujeres.

Catalunya Abolicionista Plataforma Feminista
(CATAB)



mujeresenlucha.es

domingo, 1 de marzo de 2020

Documental "La vida después", a la cárcel por parir en El Salvador




A veces, parir puede ser un delito. Un delito penado con largas condenas de cárcel. Mirna Isabel Ramírez, Elsi Rosales, Teodora del Carmen Vásquez y Mariana López lo saben bien. Las cuatro tienen en común cinco rasgos: vivir en El Salvador, proceder de zonas rurales, disponer de escasos recursos, haber tenido un parto extrahospitalario e ir a la prisión por ello. Ahora el documental 'La vida después' (que se estrena el próximo 3 de marzo en los Cinemes Texas, Barcelona, a las 20 horas) y este reportaje recogen sus historias.

El Salvador es uno de los seis países del mundo más restrictivos con el aborto desde la reforma penal que entró en vigencia el 10 de enero de 1998. Esta modificación, en concreto la del artículo 133 del código, tipifica como crimen todo tipo de interrupción del embarazo y cualquier ayuda para llevarlo a cabo. "El que provocare un aborto con el consentimiento de la mujer o la mujer que provocare su propio aborto o consintiere que otras personas se lo practicaren, serán sancionados con prisión de dos a ocho años", dice el texto.

Hasta entonces existían tres excepciones a la prohibición de interrumpir el embarazo: por violación, porque se previera la inviabilidad de la vida extrauterina, o porque la gestación representara una amenaza para la vida de la madre. Pocos meses después del cambio de hace 22 años, los legisladores hicieron un blindaje constitucional para "reconocer –dijeron– la vida": modificaron el primer artículo de la Constitución, el que, desde entonces, establece que la vida existe "desde el momento de la concepción".

Clínicas privadas

Estos cambios legislativos eliminan vías legales para las mujeres que quieran abortar en el país centroamericano. Así que se ven abocadas a hacerlo de forma clandestina, en el extranjero y/o en clínicas privadas, ya que la ley también persigue a los médicos en centros públicos, puesto que están obligados a notificar si sospechan que la mujer que están atendiendo ha tenido un aborto.

Las que suelen tener la opción de abortar en clandestinidad son mujeres con una red feminista alrededor, con conocimiento de sus derechos sexuales o reproductivos, pero, sobre todo, con recursos económicos. Las de zonas rurales y escasos medios, en cambio, no tienen las mismas oportunidades y es a ellas a quien el Estado persigue principalmente.

En el 2017 se registraron en el Salvador 19.190 embarazos de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años

 "Tenemos una ley tan restrictiva que obliga a niñas a parir, a concluir embarazos que son producto de violencia sexual, y que pone en riesgo sus vidas, pero sabemos que esto no se aplica de igual manera a quienes sí tienen recursos", denuncia la activista feminista Yanileth Mejía, del colectivo lesbofeminista Las Hijas de Safo.

En cuanto a los embarazos infantiles, en el 2017 se registraron 19.190 de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años (lo que equivaldría a 53 embarazos por día), según United Nations Population Fund. "A quienes la justicia se encarga de perseguir y llevar a la cárcel y condenar a penas de 30 a 40 años son mujeres pobres, que tienen menos acceso a los derechos básicos elementales: sabemos que quienes sí tienen recursos para abortar pueden hacerlo en el extranjero y no pasa nada", lamenta Mejía.

Tal como apunta la activista, aunque las penas por interrumpir el embarazo son de dos a ocho años, la Fiscalía suele acusar a las mujeres que han sufrido partos extrahospitalarios de homicidio agravado –penas de entre 30 a 50 años de cárcel– o de intento de homicidio –de 10 a 15 años–, ya que, argumenta,  ellas han querido matar a sus hijos.

La Fiscalía suele acusar de homicidio agravado a las mujeres que han sufrido partos extrahospitalarios

 La abogada de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) Teresa Delgado señala que la acusación acostumbra a argüir que las mujeres que sufren abortos espontáneos "tenían conocimiento de que estaban embarazadas" y, si no se han sometido a un control prenatal es "porque llevaban premeditado que el embarazo no llegara a buen fruto". "Para ellos [los fiscales], el feto ya era un recién nacido, una persona, y, con esta idea, sostienen que es un homicidio agravado, por el vínculo filial que tiene de madre a hijo", resume.

Hay, al menos, 41 mujeres salvadoreñas que han ido a la cárcel por complicaciones obstétricas desde 1998.
[El documental ‘La vida después’ (estreno el 3 de marzo en los Cinemes Texas), en el que se basa la historia de estas mujeres, ha recibido financiación del proyecto Frame, Voice, Report de la Unión Europea, Lafede.cat, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y el Ayuntamiento de Barcelona.]Un documental de Ferran Alcalde, Àngel García, Paula Ericsson i María Luz Nóchez
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Esto sólo te pasa si eres mujer y además pobre.