Rokovoko. Una isla muy lejana hacia el oeste y el sur. No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca. Hernan Melville.

viernes, 31 de julio de 2020

Unas 1.200 mujeres han desaparecido en Perú durante la cuarentena

"Si alguien te pone las manos encima, asegúrate que no la pone encima de nadie más"

Malcolm X

El ministerio de la Mujer contabiliza 600 niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual durante el confinamiento

 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos pide al Estado peruano para que investigue los casos de manera diligente

La pandemia golpea en Perú con otras cifras de espanto además de las muertes por covid-19. Del 16 de marzo al 30 de junio desaparecieron 915 mujeres, había asegurado Eliana Revollar, responsable de Derechos de la Mujer de la Defensoría de Pueblo, a comienzos de la semana. Pero la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro, ofreció numeros más macabros en las últimas horas: las desapariciones ascienden a 1.200 y, además, 600 niñas y adolescentes han sufrido abuso sexual desde que comenzó la cuarentena.  La cantidad de denuncias de mujeres cuyo paradero se desconoce por completo desde principios de año alcanza a 2.415, de las cuales 737 son adultas y 1.720 menores de edad.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo un llamamiento al Estado para que investigue los casos de manera diligente y con enfoque de género. Le pidió a su vez que cumpla "con su deber de protección integral de los derechos de las niñas adolescentes". La institución defensora de los derechos ciudadanos advirtió por su parte que "aún existen medidas pendientes que deben ser implementadas" para lograr una búsqueda efectiva de estas personas. "La violencia contra la mujer no se detiene", apuntaba el diario limeño El Comercio.


Femicidios durante la cuarentena
"Hasta el momento tenemos registrado 36 feminicidios. Hemos logrado cadenas perpetuas, o de más de 30 años en muchos casos. Trabajamos con la policía y el Ministerio Público para que la detención sea inmediata", informó Montenegro. A su vez, se han reportado 32 intentos de feminicidio y 15 muertes violentas. La Defensoría reclamó que se agilicen las investigaciones para que las víctimas, tanto directas como indirectas, puedan obtener justicia y reparación. En el caso de las muertes violentas urge también que se tipifiquen adecuadamente. El año pasado se contabilizaron 166 feminicidios en todo el país. Parte de ellos fueron catalogados como desapariciones en un primer momento.

La cuarentena comenzó el 16 de marzo en todo el país junto al cierre total de sus fronteras, toques de queda nocturnos y la prohibición del transporte interprovincial de pasajeros. Desde el 1 de julio el confinamiento se levantó oficialmente en 18 de las 25 regiones del país, pero continúa en siete departamentos donde los contagios todavía no están en descenso (Áncash, Arequipa, Ica, Huánuco, Junín, San Martín y Madre de Dios).

La matriz de la violencia

Las especialistas como Revollar en cuestiones de género no han dejado de remarcar estos meses que la violencia sexual se ha agudizado a partir de los serios problemas de hacinamiento familiar que ha obligado a las mujeres a "estar confinadas con estos agresores, que pueden ser padres, padrastros, abuelos, tíos". La pandemia puso en escena uno de los contrastes más fuertes de la sociedad peruana. El PIB ha pasado desde comienzos del siglo XXI  de los 51.745 millones de dólares a 222.045 millones de dólares. Pero la matriz de la desigualdad no se ha modificado: faltan al menos dos millones de viviendas. Solo en Lima, el déficit habitacional es del 51%.  La petición del Estado de "quedarse en casa" y a resguardo del virus ha chocado con esa realidad.

Revollar señaló que casi el 70% de las desapariciones involucran a niñas y adolescentes. Lamentó que la policía y la Fiscalía no prioricen con el argumento de que esas mujeres se marcharon de forma voluntaria. "Hay una resistencia de la policía en investigar estos casos", advierte la funcionaria. La experta consideró al respecto que es urgente la necesidad de que "se concluya el registro nacional de personas desaparecidas". La Defensoría ha solicitado al Gobierno que lo ponga en funcionamiento cuanto antes para identificar el número exacto de mujeres que continúan desaparecidas, saber cuáles han sido encontradas ya vivas o muertas y adoptar medidas preventivas para aquellas en situación de mayor riesgo.

 

Abel Gilbert
Buenos Aires, elperiodico.com

sábado, 25 de julio de 2020

Caso Wanninkhof, La construcción de la lesbiana perversa, por Beatriz Gimeno

El 9 de octubre de 1999, una adolescente de 17 años, Rocío Wannikhof, fue brutalmente asesinada en la localidad malagueña de Calas de Mijas. Sin pruebas fehacientes y objetivas que la incriminaran, la Guardia Civil detuvo semanas más tarde a una mujer, Dolores Vázquez, de quien luego se supo que había sido pareja y convivido varios años con Alicia Hornos, madre de la adolescente asesinada. Después de un proceso en el que, injustificadamente, se le negó a la acusada la libertad condicional, tras una farsa de juicio y de un verdadero linchamiento colectivo en el que participaron el aparato judicial, la prensa y buena parte de la sociedad, Dolores Vázquez fue considerada culpable por un jurado y condenada, sin ninguna prueba objetiva, a una larga pena de prisión. El caso no se quedó allí porque diecisiete meses más tarde, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía declaró nulo el juicio y la sentencia al considerar que se había condenado sin pruebas y sin que en ningún momento se respetase la presunción de inocencia. 

 Mientras se esperaba un nuevo juicio, otra adolescente fue asesinada en una población cercana y en circunstancias similares a las de Rocío Wannikhof. El ADN masculino encontrado en las uñas de la nueva víctima era idéntico al que aparecía en una colilla encontrada junto a cadáver de Rocío y que nadie se había molestado en utilizar como prueba o, al menos, como elemento que introducía dudas respecto a la culpabilidad de Dolores. Finalmente apareció y confesó el doble asesino, por cierto, un varón, de nacionalidad inglesa y con amplios antecedentes penales por maltrato a mujeres. Finalmente, Dolores Vázquez fue definitivamente exonerada no sin pocas reticencias judiciales. De hecho, la madre de Rocío (y antigua pareja de Dolores, no lo olvidemos) siguió y sigue insistiendo en su complicidad en el crimen. Al salir en libertad, esta mujer había pasado diecisiete meses en la cárcel, detenida, acusada y condenada sin pruebas. 

 ¿Por qué semejante injusticia contra una persona que no tenía ningún tipo de antecedentes penales y que, hasta el momento de ser señalada como asesina, llevaba una vida ajena a toda clase de conflictividad y gozaba del reconocimiento de sus convecinos, incluida la familia de Rocío? ¿Por qué, una vez detenida todo esto cambia para desembocar en un verdadero linchamiento colectivo en el que los Medios de Comunicación tuvieron una participación determinante, con la consiguiente responsabilidad en los padecimientos de esta mujer inocente? 

Estas son las preguntas a las que intenta responder este extraordinario libro. Pero no nos llamemos a engaño: no estamos ante una investigación periodística al uso, que rebusca los entresijos de la historia para detenerse en el detalle o para buscar el sensacionalismo del impacto emocional. Nada de eso. Lo que hace aquí Beatriz Gimeno es un análisis a fondo, no sólo de los hechos, que ocupan una parte mínima del libro, sino –fundamentalmente- de las razones que llevaron a toda una sociedad, incluidas sus principales instituciones, a reclamar y conseguir la condena de una mujer sin una sola prueba que se aproximara siquiera a cuestionar la presunción de inocencia. 

 La respuesta que la autora da a esta cuestión es socialmente demoledora: Dolores Vázquez fue señalada, acusada y condenada no sólo por su condición de lesbiana sino también por algo que resultaba y resulta intolerable para el ala más conservadora de nuestra sociedad: había convivido y formado familia con Alicia Hornos. Más aún, existía el reconocimiento general de que Dolores prácticamente había criado a Rocío y a sus hermanos.Como dice claramente la autora:

  ...nada de lo que sucedió hubiera podido suceder de la misma manera de haber sido ella heterosexual (...) Para que esto sucediera fue necesario que la opinión pública creyera sin lugar a dudas en su culpabilidad y ése fue el papel que jugaron los medios de comunicación. (17)

 ¿Y cuál fue la finalidad del linchamiento de esta mujer, más allá de la necesidad de encontrar al asesino? Tampoco aquí Beatriz Gimeno se muerde la lengua: “...mantener la hegemonía del régimen de la sexualidad: la heteronormatividad y, bajo ésta, también el régimen de género; y esto se hizo mediante el uso de la violencia simbólica”. Con este fin: 

 Se construyó uno de los mayores disparates judiciales de nuestra época y un ejemplo paradigmático y digno de estudio, entre otras cosas, del papel que juegan los medios de comunicación en la (re)producción de las creencias que se asientan en los modelos sociales, en este caso, el heterosexismo, la lesbofobia y el sexismo (18) (subrayado nuestro)

 Y eso es, precisamente, lo que se hace a lo largo de este libro: examinar a fondo –y desmontar- los mecanismos que los guardianes de la corrección social o de la normalidad ponen en marcha para estigmatizar a las conductas sexuales que el Orden Sacrosanto considera distintas, otras, desviadas, y analizar cómo la prensa –en este caso, el corpus lo constituyen El País, ABC y El Mundo- colabora en ese proceso de exclusión, poniendo en marcha distintos mecanismos de estigmatización que van desde la invisibilización social a la construcción del monstruo vampírico y corruptor, desde la hipocresía de la corrección política a la más recalcitrante homofobia y misoginia manifestada burdamente por algunos columnistas, el más indigno de todos, Juan Manuel de Prada. 

Beatriz Gimeno lleva adelante su tarea –y la demostración de su hipótesis: en Dolores Vázquez se condenó la homosexualidad- con todas las herramientas disponibles, desde la antropología y la historia a la sociología, pasando –cómo no- por los estudios de género y la hermenéutica feminista y con la influencia de la Escuela de Estudios Culturales. Y todo ello lo hace con pasión, con claridad verdaderamente pedagógica (que tanta falta nos hace) y con muchísima inteligencia y talento.
Adrián Huici Módenes

 texto completo
http://revistacomunicacion.org/pdf/n6/resenas/2_la_construccion_de_la_lesbiana_perversa.pdf

Miniserie de RTVE completa
https://www.rtve.es/television/caso-wanninkhof/


Ni olvido ni perdono.

jueves, 23 de julio de 2020

"Piñera fascista, te va a derrotar una ola feminista"



"Hoy en día no se dan los horrores de la DINA -la policía política de Pinochet, que murió tal día como hoy hace 13 años-, pero hay otro tipo de horrores grandes. En democracia, en las comisarías, se violan, se desnudan y se violentan los derechos de las mujeres", denunció Fanny Pollarolo, exdiputada de 84 años y miembro de aquel grupo denominado "Mujeres por la vida" que se enfrentó al régimen.

Violencia contra las mujeres

La veterana activista se refería así a las 192 denuncias por violencia sexual -seis de ellas por violación- que el estatal Instituto Nacional de los Derechos Humanos (INDH) ha interpuesto contra las fuerzas de seguridad desde que comenzaron las protestas en Chile.

"Ven, marcha, sigue luchando, fuerte gritando ante el horror y que los pueblos condenen a los tiranos", reza el estribillo de la versión del himno entonada en la marcha. El país andino vive desde el 18 de octubre el estallido social más grave desde el fin de la dictadura, que comenzó como respuesta a la subida del precio del billete de metro y que ya se ha cobrado la vida de al menos 23 personas y ha provocado miles de heridos y millonarios quebrantos económicos.

El presidente del país, el conservador Sebastián Piñera, reconoció que ha habido "atropellos a los derechos humanos" durante las últimas siete semanas de protestas y anunció medidas de reparación para las víctimas.

Régimen de opresión

"Si estamos aquí reunidas es porque creemos que la violencia político sexual ha sido una herramienta histórica de opresión hacia las mujeres y decimos que ya basta", aseguró por su parte Francisca Fernández, de la Coordinadora 8M.

"Es un movimiento que empezamos nosotras en Chile, pero que no logramos. Tengo sentimientos encontrados porque las mujeres seguimos viviendo los mismos atropellos", lamentó Vivian Murua, activista que participó en la histórica intervención feminista de 1985.

Las manifestantes, encabezadas por las más veteranas, llegaron a Plaza Italia al grito de "Somos más" y "Piñera fascista, te va a derrotar una ola feminista", donde se reunieron con decenas de personas que volvieron a protestar contra el desigual modelo económico chileno y las presuntas violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del estado durante la crisis.

El movimiento feminista chileno ha cobrado especial importancia en las últimas semanas a raíz de la coreografía "Un violador en tu camino", ideada por el colectivo Lastesis y replicada en todos los rincones del mundo desde el pasado 25 de noviembre, cuando se hizo viral en las redes sociales.

elperiodico.es

lunes, 20 de julio de 2020

Persecución por orientación sexual

La homosexualidad es considerada delito en más de 70 países donde se castiga con años de cárcel, cadena perpetua y hasta con pena de muerte. La casi totalidad de ellos son de África, Asia y Oriente Próximo.
En otros es legal pero es duramente reprimida como Rusia, países Balticos, Rumania, Bulgaria. También en zonas rurales de EEUU y México donde hay núcleos ultraconservadores, aunque el maltrato físico y psicológico no se da exclusivamente en estos territorios.
En Cuba la homosexualidad es legal y no está penada aunque su tratamiento sigue sujeto a cierta arbitrariedad.

   
Film  "Out in the Dark (Alata, Amor sin barreras), Michael Mayer, Israel, Estado de Palestina 2012.

domingo, 19 de julio de 2020

Acoso y muerte de mujeres activistas derechos humanos y ecologistas


Activistas piden justicia por el asesinato de Berta Cáceres, líder indígena hondureña.
E. P.

Grafiti de Berta Cáceres en Tegucigalpa

La confederación Ecologistas en Acción ha denunciado este martes que tres de cada cuatro activistas por los derechos humanos asesinados en 2018 eran activistas medioambientales. Ese año fueron asesinados en todo el mundo 321 activistas, según los datos publicados por la Front Line Defenders en su último informe Basta de asesinatos. Además, la organización ha mostrado su rechazo hacia las políticas restrictivas de muchos gobierno, cuyo único objetivo es limitar el trabajo de estos luchadores por los derechos humanos.

Casi el 49% de las personas asesinadas habían recibido previamente amenazas de muerte y es que, como destaca el informe, los asesinatos generalmente van precedidos por acoso judicial, amenazas y ataques físicos.

Ecologistas en Accion se ha hecho eco de estas cifras y ha señalado que el 77% de las victimas luchaban por los derechos de la tierra, los pueblos indígenas o el medio ambiente. La mayoría de los activistas medioambientales estaban vinculados a la denuncia de industrias basadas en la extracción de recursos naturales.
 


La confederación de grupos ecologistas ha destacado que la discriminación y la persecución afecta sobre todo a las mujeres, ellas son objeto de amenazas sexuales por parte de actores estatales y no estatales y ni siquiera restan a salvo dentro de sus propios movimientos. Sufren abusos sexuales, violaciones y acosan a sus familias. Además, las campañas de desprestigio a las que se enfrentan provocan que sean relevadas de cargos de alto rango en ONG, cargos públicos o sindicatos.

Front Line Defenders ha advertido en su informe de 2018 que los gobiernos de numerosos países utilizan la "seguridad nacional" como una excusa para censurar y criminalizar movimientos sociales, activistas ambientales y defensores LGBTIQ.

Por todo ello, la organización ecologista ha instado gobiernos e instituciones internacionales a “impulsar y establecer marcos normativos nacionales e internacionales jurídicamente vinculantes sobre empresas transnacionales y derechos humanos, que establezcan regulaciones de obligado cumplimiento e impongan sanciones frente a las violaciones de derechos humanos”.

Marta Gonzalez Rubio, infolibre.es


Las mujeres, principales defensoras de la vida

En esta espiral de violencia y muerte que busca acallar a quienes luchan por los derechos de la tierra y las comunidades indígenas, las mujeres se convierten en las principales damnificadas. Lo son porque “están vinculadas a la protección y a la defensa de lo necesario para vivir”, expone Vigara, quien señala el “vínculo entre el género y el medio ambiente que pone a las mujeres en el punto de mira de los intereses comerciales y explica la persecución que sufren”.

“Ponen sus cuerpo para defender la vida y por ello son víctimas de violaciones, abusos sexuales, hostigamientos a sus familias, se ven expuestas a campañas de desprestigio que cuestionan sus compromisos familiares”, añade la portavoz de Ecologistas en Acción.

Dentro de la propia violencia específica que reciben las defensoras de la tierra, hay que sumar la discriminación y el acoso que pueden experimentar en el seno de los propios colectivos autóctonos, que en muchos casos se presentan anclados en unas tradiciones misóginas y patriarcales. “Este doble ataque se explica por un lado porque son defensoras de la tierra que se enfrentan a las injusticias, pero por otro, porque actúan en contra de las tradiciones donde la mujer no tiene espacios”, argumenta Montano.

Alejandro Tena, publico.es

viernes, 10 de julio de 2020

Feminismo

Si renunciamos a nuestra identidad para diluirnos en el océano de las sensibilidades alternativas, nunca llegaremos al final de nuestro propio camino


Es una palabra importante. Porque impulsó la única revolución social que triunfó en el siglo XX, la única que sigue mejorando hoy la vida de la gente. El feminismo es la lucha de las mujeres por la igualdad. No es un sinónimo de igualitarismo, ni de progresismo, ni de paridad, ni siquiera de justicia. No todas las mujeres son feministas, no todas las feministas son mujeres. Cada vez hay más hombres feministas, y son muy valiosos, pero hasta el día en que conquistemos la plena igualdad con la élite primordial de la humanidad, que son los hombres, el feminismo seguirá siendo la lucha de las mujeres. Las jóvenes que me lean estarán pensando, ya está, una vieja que piensa como las viejas, y es cierto. Voy a darles la razón con pocas palabras. Estoy en contra de la gestación subrogada porque ninguna persona pobre es libre, soy abolicionista porque mientras esté intrínsecamente vinculada a la trata, la prostitución implica esclavitud y su regulación ni siquiera se puede discutir. Pero precisamente porque soy vieja, sé que no hemos inventado nada. Custodio la memoria de las que lucharon antes que nosotras, las que crearon un movimiento que no pertenece a ningunas siglas, a ningún partido, y que no es de unas feministas más que de otras. Y porque soy vieja creo que nos estamos equivocando. La potencialidad del movimiento es tan inmensa que los ataques serán cada vez más numerosos, más sutiles. Y si no nos mantenemos unidas frente a las provocaciones, si no reaccionamos frente a quienes pretenden enterrar el feminismo bajo la etiqueta de la igualdad, si renunciamos a nuestra identidad para diluirnos en el océano de las sensibilidades alternativas, nunca llegaremos al final de nuestro propio camino. Y no tendremos perdón.

Almudena Grandes
elpais.com
imagen Europa Press

jueves, 9 de julio de 2020

Día de la visibilidad lésbica, Chile


Las lesbianas somos toda esa luz que irradia esta munda de podredumbre, donde cada mujer lucha por sobrevivir a las violencias sistemáticas que el patriarcado ejerce sobre nosotras a diario. Esas violencias son dobles para las lesbianas; triples para las lesbianas pobres; cuadruples para las lesbianas negras e indígenas. La munda para las mujeres lesbianas en Chile, ha sido tortuosa. Pero seguimos resisitiendo desde los distintos espacios geopolíticos, seguimos exigiendo justicia y gritando los nombres de las lesbianas que nos arrebataron. A 4 años del lesbicidio de Nicole Saavedra, su prima, su mamá y amistades, siguen saliendo a las calles para no olvidar que a Nicole la asesinaron por lesbiana. Alto a la zona roja en Limache. Alto a los lesbicidios. Ya basta de impunidad y corrupción. Que la Fiscalía del la cara y no vergüenza. Que nuestra memoria construya rebeldía.
Ilustración: @estzi

picuki.com
En Chile el día de la visibilidad lésbica es el 9 de julio, fecha en que la artista Mónica Briones fue asesinada a golpes mientras le gritaban: “¡Así te quería pillar, lesbiana de mierda!”.

viernes, 3 de julio de 2020

Marielle, la líder lesbiana feminista


Porque su orientación sexual (no su opción, no su condición como equivocadamente le llaman) fue su lucha política. Y de esto me agarro para escribir esta columna: eternos debates en las redes sociales -incluso con mujeres feministas- alegando que su orientación sexual “es parte de su vida privada”. Su vida privada fue política. 


El asesinato de Marielle Franco nos dejó pasmadas, en shock, procesando nuestro miedo natural a la muerte violenta, cruel e indolente. Pero también nos trajo reflexiones, gritos de justicia desde el feminismo latinoamericano. Voces además de activistas lésbicas de América Latina que a través de diversas plataformas de redes sociales, exigían visibilizar su orientación sexual, su vida como lideresa y madre lésbica feminista.

Porque su orientación sexual (no su opción, no su condición como equivocadamente le llaman) fue su lucha política. Y de esto me agarro para escribir esta columna: eternos debates en las redes sociales -incluso con mujeres feministas- alegando que su orientación sexual “es parte de su vida privada”. Su vida privada fue política. Diez años con su pareja mujer con quien educaban a su hijo, el cual parió siendo una adolescente. Como concejal, la quinta política más votada en Río de Janeiro, acogió las peticiones de las cientos de colectivas lésbicas de la región para oficializar el día de la visibilidad lesbiana que se conmemora cada 29 de agosto en todo Brasil. Las brasileñas han sido las primeras en instaurar este día que ayude a la reflexión política de una visibilidad que molesta al patriarcado (en Chile, se conmemora cada 9 de julio hace tres años).

Entonces no me vengan con eso de “la vida privada”. Nunca el dicho “lo personal, es político” ha cobrado más importancia que cuando se asesina a una activista y líder que, entre otras muchas cosas, luchó por los derechos de sus hermanas y compañeras. Incluso en la muerte más cruel, no pueden aparecer nuestras mismas compañeras de lucha colgándose de los mismos argumentos que el machismo intenta mostrar como “sentido común”.

Como bien escribió una compañera argentina en Facebook: “¿Qué pasa que a tantas organizaciones sociales y políticas les sigue resultando tan difícil tomar como una de ellxs a una lesbiana, reclamar justicia por una lesbiana, sentir furia por su asesinato y orgullo por quien fue y lo que hizo? ¿Qué pasa que todas sus otras identificaciones y posiciones se pueden nombrar, pero no que era lesbiana? ¿Todo bien con tener alguna cosita de ‘diversidad’ pero no se puede asumir que una luchadora comprometida, que denunció sistemáticamente la brutalidad de la policía militarizada en las favelas, era, entre otras cosas, lesbiana?”.

Ciertamente, no la mataron específicamente por ser lesbiana, recalca, pero ser negra, feminista y lesbiana, ciertamente la puso en un lugar en que el poder se cagaba entero: demasiado peligrosa para el sistema. Eso representamos quienes diariamente estamos en esta lucha y donde los fundamentalismos están avanzando de una manera que nadie parece notar lo peligroso que son. Así que compañera, compañero, no justifiquemos lo de la “vida privada”, cuando luchar por la visibilidad y derechos de una comunidad violentada, es claro ejemplo de una lucha política.

Érika Montecinos Urre
eldesconcierto.cl
 19.03.2018

miércoles, 1 de julio de 2020

Detransicionadoras: Personas que quieren volver atrás en su “transición”


¿Por qué sabemos tan poco de las personas que han “detransicionado”?

En ocasiones, el silencio se debe a que puede parecer una crítica para aquellos que no lo han hecho, aunque lo hayan pensado multitud de veces. En paralelo, las comunidades médica y farmacéutica se ven puestas en tela de juicio en lo referente a su rápida actuación y expansión sin previas investigaciones sobre lo que puede suceder a largo plazo cuando alguien se somete a la “transición”.

La realidad es que esto (el fracaso en la supuesta mejora en la vida de pacientes que habían transicionado) no se divulga. Es más, en internet no se puede encontrar, prácticamente, información en español; se encuentra en inglés, escribiendo detransitioners. Allí, vamos a localizar páginas de grupos que se han organizado contando sus experiencias, con el objeto de expresarse y servir de orientación a quienes viven un proceso parecido.

Lo primero que se extrae al leerles o escucharles es que, cuando detransicionan, se aíslan o les hacen el vacío. Ya no pertenecen a ese grupo combativo de la T; les han “traicionado” y se apartan o les apartan. A partir de ahí, comienzan a reemprender su vida aceptando su sexo, algunas con efectos secundarios ya irreversibles, como la esterilidad o alteraciones en la estatura, y otros, como la pérdida de pelo o el peso, más o menos recuperables.

En las comunidades que se han organizado se cuentan los diferentes caminos que siguieron para iniciar su transición: unos mostrando signos iniciales en la primera infancia y otros adoptando el modelo de disforia de género de inicio rápido (ROGD). Significativamente, la mayoría de estas personas, son mujeres, que se identificaron como “hombres trans”, pero se arrepintieron. Buena parte lo hicieron cuando llevaban años de tratamiento, convencidas de que ni la terapia de reemplazo hormonal, ni “vivir como su género deseado” ni la cirugía de reasignación sexual son eficaces para el tratamiento de “disforia” con el paso del tiempo. Con esto muy claro, las detransicionadas exploran en sus vivencias individuales para saber qué les había podido llevar a desear ser de otro sexo.

En todas estas comunidades se hacen la misma pregunta:

“¿Por qué estamos medicando a personas que no se conforman? ¿Por qué les damos a los niños y niñas la opción de tomar una decisión médica que altera la vida basada en el sexismo, cuando ni siquiera pueden hacerse un tatuaje? ¿Por qué les estamos diciendo a las chicas que no quieren quedar atrapadas en la trampa de la feminidad, «oh, bueno, en realidad debes ser un niño»?”

La homosexualidad también es, en muchos casos, un nexo común. De hecho, encontramos que muchas mujeres han hecho una transición forzada (en su caso, lo que podría considerarse como una nueva terapia de conversión) que se han dado cuenta de que no son “trans”, sino lesbianas.

En esas mismas comunidades, continuamente, dicen que nadie les ofreció la posibilidad de poder afrontar su desconformidad, su “disforia”, con ayuda psicológica y/o acompañamiento, que todo fue muy rápido, que les “creyeron” enseguida. Y así, comenzaron los bloqueadores, las hormonas cruzadas, después las operaciones y el intento de remediar el fracaso de las operaciones. Una tras otra hasta 9 operaciones para volver a su sexo original sin éxito, y con un sinfín de complicaciones, incluida la pérdida de trabajo.

Hasta el momento, los países de los que constan más datos sobre detransición son EEUU, Canadá y Reino Unido, esto es, aquellos en los que las leyes de ‘identidad sexual’ llevan más tiempo, o la población tiene mayor poder adquisitivo. Sin embargo, ya están revelándose grupos en Latinoamérica. En Chile en concreto, trabaja un grupo de detranscionadas, nuevamente mujeres, que alertan de cómo ha cambiado su vida o lo que perdieron por la hormonación y/o cirugía a la que fueron sometidas (una de ellas, por ejemplo se quedó bajita; otra, con barba y calvicie…).

En España se está tratando de aprobar una ley que va a facilitar aún más esa “transición”, particularmente en la infancia y adolescencia. Pero, ¿se puede medicar a los mismos niños y niñas que no dejarías a solas en casa, ni mucho menos tatuarse, porque te fías de que quiere ser de otro sexo? ¿Les habéis explicado lo que significa tomar bloqueadores con la misma contundencia con que les decís por qué no pueden tatuarse por su cuenta? ¿Habéis buscado otra opinión, en otro campo? ¿Qué vais a hacer cuando, como pasa en otros países, se encaren con vosotros diciendo que por qué se lo habéis permitido?

Hay varios países que se han adelantado y ya han constatado su fracaso. Eso debería servirnos de experiencia. En estos días Reino Unido acaba de iniciar la marcha atrás en su ley de ‘autoidentificación de género’. Aquí en cambio, muchos medios sirven, cada vez más, de eco y aliento a los padres y madres que, sumándose a la moda (y a lo que la industria médico-farmacéutica les induce), creen y permiten la medicación a sus pequeños y pequeñas, para que parezcan de otro sexo. En tres o cuatro años, seguramente, querrán detransicionar, porque ya habrán comprobado que el sexo no se puede cambiar, y lo que querían es que les dejasen jugar, fantasear y hacer lo que más les divertía, sin verse limitados por su sexo.


Si no tenéis bastante información, lo dicho, hay que buscar en inglés “detransitioners”. Eso sí, preparaos, porque no es una realidad suave.

Por Mujeres por la Abolición (@MAbolicion)