Rokovoko. Una isla muy lejana hacia el oeste y el sur. No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca. Hernan Melville.

lunes, 19 de julio de 2021

Gaza sin agua potable causado por bombardeo israelí


 

Bloqueo israelí impide reparar tuberías de agua en Gaza, intencionalmente destruidas por bombardeos

Israel, intencionalmente ataca hospitales, escuelas, edificios residenciales y la infraestructura vital de Gaza. Ha destruido carreteras, instalaciones eléctricas, plantas de purificación y redes de agua, redes de aguas negras, etc. ¡Para reparar estos daños, solo Israel puede autorizar los trabajos y permitir el ingreso de insumos y equipos! 

 

Las restricciones israelíes impiden reparar el sistema de tuberías para transportar agua en la franja de Gaza, dañado por los ataques de las fuerzas armadas de Tel Aviv en mayo último, reveló hoy el diario Haaretz.

Según el periódico israelí, las aguas residuales se acumulan en charcos cerca de las zonas residenciales y penetran en las cañerías que transportan líquido potable.

El matutino recuerda que el ministro de Defensa Benny Gantz prohibió el ingreso de materias primas y materiales de construcción a ese enclave, donde viven poco más de dos millones de palestinos.

La mayor parte de los daños a la infraestructura de agua y alcantarillado causados por la guerra de mayo no ha sido reparado, subraya.

En la actualidad, agrega, es imposible realizar actividades de mantenimiento regulares y cruciales en la zona.

Las instalaciones de desalación y depuración de agua operan solo de forma parcial después de varios años de grandes esfuerzos para mejorar la infraestructura, denuncia.

Hace una semana, la cancillería palestina acusó a Israel de reforzar su bloqueo a la franja de Gaza y de entorpecer el proceso de reconstrucción del enclave.

Esa política punitiva, que dura 14 años, provoca una disminución sustancial de los servicios básicos en esa área, donde gran parte de la población vive en la pobreza, subrayó.

En similar sentido se pronunció horas antes Unicef al reclamar a Israel permitir la entrega inmediata sin obstáculos de asistencia humanitaria.

'Gaza tiene un millón de niños (…) muchos necesitan salud, agua y educación urgentes', advirtió en su página de Twitter el departamento para palestina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

También la coordinadora humanitaria de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Lynn Hastings, exigió días atrás el cese del bloqueo.

La ONU estima que unas 250 mil personas carecen allí de acceso regular al agua corriente y que otras 185 mil dependen de fuentes inseguras o pagan precios más altos por el líquido embotellado.

El Banco Mundial cifró en 570 millones de dólares el valor de las pérdidas en la franja de Gaza como consecuencia de la agresión israelí en mayo último, que causó más de 250 muertos.

Fuente: Prensa Latina

palestinalibre.org

miércoles, 7 de julio de 2021

Samuel: los que no entienden y los que no quieren entender


A la hora de cerrar esta edición –¡qué tiempos aquellos en que las ediciones se cerraban con la recapitulación de lo que se sabía o de lo que podía decir sin llamar a engaño!–, no sabemos, o al menos yo no sé, si Samuel Luiz Muñiz murió el pasado fin de semana en A Coruña a causa de una agresión con resultado de muerte, de un asesinato alevoso, o de una estudiada caza del diferente. Sí se conoce que lo que terminó en tragedia pareció originarse como uno de esos altercados menores, fruto del alcohol o del calentamiento propio de las berreas juveniles, con un móvil como excusa (“no me grabes o te mato”). Pero unos minutos y cientos de metros después aquello degeneró en un linchamiento entre insultos de “maricón”. Una consecuencia desmesurada para una causa tan nimia.

No fue un asalto al abrigo de las sombras de un callejón. A las 3 de la madrugada del sábado, recién acabado el confinamiento nocturno y con el verano en puertas, el paseo de Riazor era una fiesta, sobre todo en las inmediaciones del Playa Club, una discoteca que ha acogido a los noctámbulos de la ciudad desde los años sesenta. Las últimas agresiones homófobas que se han registrado en Galicia (y supongo que se podría generalizar a todo el Estado) se han realizado a cara descubierta. Un matrimonio que fue golpeado con una porra extensible y con el insulto reglamentario –“¡maricones!”– por un energúmeno en el barrio coruñés de Monte Alto, y un chaval fue asaltado por una pandilla en Vilagarcía de Arousa después de reconocer, pensando que no iba a suponer problema alguno, su identidad sexual. 

Consciente o inconscientemente, para los colectivos desprotegidos la agresión pública es mucho más intimidatoria que la clandestina. Es una proclama de impunidad: “Para atacarte no necesito esconderme ni de la sociedad ni de la ley”. Y se suelen cometer en manada, ya sean violaciones o apaleamientos. No tanto para producir más miedo a la víctima, sino para infundirse más valor entre los propios verdugos. Para autoafirmarse colectivamente en que iba provocando o en que… ¿qué argumentos se dan a sí mismos cuando apalizan a un homosexual? De hecho, después de los primeros puñetazos a Samuel, y cuando otro joven, africano, intercedió por el agredido, el agresor y su pareja se fueron. A buscar a la manada.

De mortuis nil nisi; de los muertos, nada que no sea bueno, se viene diciendo desde la época romana, pero en el caso de Samuel Luiz Muñiz parece que no hacía falta recurrir al proverbio. Hijo de brasileño y gallega (su padre, Max Luiz, es pastor de la Congregación Cristiana en España), trabajaba como auxiliar de clínica en una residencia benéfica de ancianos, y era bastante conocido en los círculos de la segunda generación de migrantes, donde no ocultaba su opción sexual. 

Reparé en ello al escuchar las declaraciones del presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en las que calificaba el linchamiento como “un problema de irracionalidad, de instinto asesino por parte de las personas que le han apaleado y le han matado. Yo no sé cuáles eran sus inclinaciones sexuales ni creo que tenga relevancia”. Las inclinaciones sexuales sí resultaron relevantes para Samuel (al parecer, contestó “¿maricón de qué?” cuando lo insultaron). Y para sus asesinos. Y para el Código Penal, que ve un agravante en aquellos casos en que la víctima no lo es por ser quién es, sino por ser lo que es. Si eres homosexual y te llaman maricón mientras te matan, es un crimen homófobo, sean los perpetradores rastafaris (una doctrina férreamente hetero, por cierto) o supremacistas nórdicos. Y sea la víctima un trans antifa o un concejal del PP asiduo de la Adoración Nocturna. 

El hecho de que, sin sigla alguna que los respaldara, el lunes se registrasen, tan solo en Galicia, 74 concentraciones de repulsa, algunas en poblaciones que no llegan al millar de habitantes, creo que evidencia que todo el mundo entendió la relevancia de la condición sexual de la víctima. Y que Samuel no está muerto solo porque tuvo la desgracia de interponerse en el “instinto asesino” de otros. Lo entiende todo el mundo menos los socios de los que están tirando las piedras y escondiendo la mano.

 

Xosé Manuel Pereiro CTXT contexto y acción


 

domingo, 4 de julio de 2021

Días eternos en una cárcel de mujeres de El Salvador, Ana María Arévalo Gosen


 Mi proyecto Días eternos trata sobre el mundo de las mujeres presas en Latinoamérica. Lo empecé en 2017 en mi país, Venezuela, y en 2021 lo extendí a El Salvador. En las cárceles salvadoreñas un gran número de reclusas vienen de hogares rotos y en su adolescencia se metieron en pandillas para suplir ese vacío.
En la imagen, presas del sector D de la cárcel de Ilopango (El Salvador), en marzo de 2021. En esta zona del penal están únicamente reclusas que han pertenecido a pandillas. Estas mujeres no han recibido visitas en tres años y solo pueden salir de la celda una hora al día.

 En las prisiones salvadoreñas también hay mujeres encarceladas por delitos relacionados con la ley que penaliza el aborto. Actualmente son 16, según la ONG Agrupación Ciudadana. El objetivo de mi proyecto, que desarrollaré en más países latinoamericanos, es dar visibilidad a las mujeres encarceladas para que se conozca mejor su realidad dentro de los sistemas penitenciarios, que en este continente no funcionan igual para todos.

https://elpais.com/elpais/2021/06/27/album/1624807111_694936.html#foto_gal_1

viernes, 2 de julio de 2021

Erdogan saca a Turquia de la Convención de Estambul. “Promueve la homosexualidad y va en contra de la familia tradicional”

Manifestación de este jueves en Estambul. / MURAD SEZER / REUTERS
 

Han pasado diez años exactos desde que el gobierno del entonces primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, auspiciase un acuerdo internacional que recibió el nombre de Convención de Estambul. Diez años desde que Turquía aprobó y ratificó ese acuerdo, que busca proteger a las mujeres de la violencia machista y los feminicidios.

Y han sido diez años exactos los que ha tardado Erdogan, ahora presidente, en abandonar el acuerdo. El pasado 30 de marzo, su oficina publicó la decisión de retirada de madrugada, sin avisar. Este jueves uno de julio, la retirada turca del convenio que lleva el nombre de su ciudad más emblemática se ha hecho oficial. Diez años que han cambiado a Turquía profundamente; donde antes se decía blanco, ahora negro.

Y así es como lo ven muchas mujeres turcas. Este jueves en todas las grandes ciudades del país se han realizado varias manifestaciones simultáneas para protestar contra la retirada del acuerdo. En Estambul, tarde de pleno verano, el sol y la humedad aprietan como nunca, y varios miles de mujeres se juntan en el centro de la ciudad, en la calle neurálgica de Istiklal, para protestar la retirada. Llevan meses haciéndolo sin parar, siempre con el mismo resultado. Esta vez, con la convención ya muerta en Turquía, su protesta ya es en pasado. 

“No se puede salir de la Convención de Estambul con un decreto presidencial de una sola persona. El Parlamento lo votó en 2011, y la voluntad del Parlamento no puede ser delegada a solo una persona; las convenciones internacionales de derechos humanos no pueden ser destruidas así. Esta decisión ilegal solo hace que incrementar nuestra rebelión. No la aceptamos”, dice Semiha, joven manifestante ataviada con todo lo necesario: banderas púrpura y arcoíris y un silbato. Delante, una fila de policías miran la escena y la bloquean con sus escudos. En esta ocasión las fuerzas antidisturbios han vuelto a cargar y lanzar gases lacrimógenos contra los manifestantes.

“Ni el principio ni el fin”

Antes de las protestas, este jueves al mediodía, Erdogan se ha referido a la convención y a la retirada, y ha defendido sus acciones: “Algunos círculos están diciendo que nuestra retirada de la Convención de Estambul es un paso atrás en nuestra lucha contra la violencia contra las mujeres. Pero nuestra lucha no empezó con la Convención de Estambul, y no se terminará con nuestra retirada”.

“La lucha contra esta violencia también es la lucha para proteger los derechos y el honor de nuestras madres, esposas e hijas, que todas son parte de nuestras vidas”, ha continuado el presidente turco, cuyo Gobierno, islamista y conservador, ha presionado para salir del pacto porque “va en contra de la familia tradicional turca y promueve la homosexualidad”. El texto de la convención, lo que busca, es proteger a las mujeres, estén casadas o no, y no discrimina en términos de orientación sexual.

“Con la cancelación del acuerdo, las mujeres estamos más expuestas a la violencia, el acoso y las violaciones. Estamos absolutamente en contra de la retirada y no solo pedimos que no nos retiremos. Pedimos que se aplique del todo, cosa que antes tampoco pasaba”, dice Raziye, otra de las manifestantes. Al año, de media, unas 400 mujeres son asesinadas en Turquía a manos de sus maridos, novios, padres o hermanos —estos últimos crímenes de honor—. La media es escandalosa: más de una mujer muerta al día.

 Adria Rocha Cutiller, elperiodico.com

Y aquí inflándonos a ver culebrones turcos y haciendo turismo en Turquia.