Rokovoko. Una isla muy lejana hacia el oeste y el sur. No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca. Hernan Melville.
sábado, 28 de mayo de 2016
Carta abierta de la mujer de Jorge Luis, uno de los ‘8 de Yesa’, a los medios de comunicación
Soy la mujer de Jorge Luis Bail, el exdiputado de Podemos por la provincia de Huesca juzgado ayer junto con el resto de los 8 de Yesa. Quiero expresar con estas palabras mi más profunda repulsa por el tratamiento que algunos medios de comunicación están dando de un hecho que para nosotros y para nuestras familias es un durísimo trance. Tengo que reconocer que hasta que mi marido fue imputado y hasta que no ha sido (está siendo) juzgado, yo era de las personas que, como muchas, prefería no pensar en que pudiera haber situaciones tan injustas, y que “si alguien está imputado, algo habrá hecho”, o “ si el río suena agua lleva”, o “si un fiscal o un guardia civil lo dice, por algo será” o “ si no qué hacía metido en aquel lío”, etc.
Pero resulta que las cosas no son tan sencillas. Resulta que una persona moralmente intachable, incapaz no sólo de agredir a nadie sino de soportar cualquier acto de violencia, una persona con la que me casé justamente por su integridad, su talante amable, su absoluto civismo, sentido de la Justicia y otras cualidades que no abundan desgraciadamente en nuestro entorno, puede acudir a una concentración pacífica para defender algo en lo que cree y verse envuelto en un tumulto sin comerlo ni beberlo. Resulta que después, por decisión de alguien, puede verse imputado por algo que se avergonzaría de haber cometido y que jamás cometería.
Y no sólo tiene que pasar por eso, no sólo tenemos que pasar por eso, sino que además tenemos que soportar que algunos medios de comunicación se abalancen sobre esta desgraciada situación personal para machacar aún más a quienes la estamos sufriendo dando una visión completamente parcial de lo sucedido, afirmando falsamente, por ejemplo, que Jorge “agredió a un guardia civil”, cosa que es absolutamente falsa y espero que pronto pueda demostrarse. No imaginan estos “periodistas” el dolor que causan. No sé si si lo imaginaran cambiarían sus portadas. Supongo que no.
Pero para cuando todo esto pase (los dos confiamos en la Justicia y esperamos impacientes la sentencia) el daño ya estará hecho. Jorge es una persona fuerte y serena, todos los que lo conocemos lo sabemos. Pero le han herido, y esta carta es fruto de verle así. Es demasiado para cualquiera verse vilipendiado por algo que no ha cometido, algo que le está pasando por encima como un huracán azuzado por medios de comunicación a los que sólo importan las portadas, el morbo y la demonización de ciertos partidos y ciertas ideas. Todos los diputados del Grupo Parlamentario de Podemos son demonios que hay que destruir, no son personas con sentimientos, se puede jugar con ellos y convertirlos en monigotes para soltar cuatro simplezas en un bar. No son individuos; son podemitas.
Desde aquí mi apoyo a todos los que alguna vez hayan pasado por algo parecido. Es un sentimiento de impotencia y dolor difícil de olvidar. Desde luego yo no creo que pueda hacerlo.
Marta Pastor
de elventano.es
de equohuesca.es
martes, 24 de mayo de 2016
“Voy a contar la verdad en clase: No estudiéis, dejaos preñar por un torero”
“Voy a empezar a dejarme de zarandajas y a contar la verdad en clase: no estudiéis… No preparéis los exámenes, tomad anabolizantes y aumentad vuestras glándulas mamarias. No eduquéis vuestra mente, inventad romances con famosos o dejaos preñar por futbolistas o toreros”. Así reza la carta redactada por un grupo de docentes de Madrid. Este es el texto completo:
“¿Quién es el valiente que se pone delante de una clase repleta y convence a sus alumnos de que tener unos estudios es importante, cuando está claro que vale mucho más el carné del partido que una licenciatura universitaria?
¿Cuándo empezamos mis compañeros y yo a vivir por encima de nuestras posibilidades, con un sueldo continuamente mermado y la necesidad de vivir cada vez peor para que un eurodiputado pueda viajar ocho veces al mes en clase preferente?
¿Dónde está ese sitio donde reparten sobres para que pueda pillar uno y comprar algo para la biblioteca, que por segundo año consecutivo tiene presupuesto cero?
¿Cómo es posible que la gente proteste cuando le traen un filete frío en el restaurante y no esté permanentemente en la calle pidiendo el exilio para todo ese hatajo de personas?
Voy a empezar a dejarme de zarandajas y a contar la verdad en clase: no estudiéis, haced amigos ( a ser posible, cerca de Génova o Ferraz). No preparéis los exámenes, tomad anabolizantes y aumentad vuestras glándulas mamarias. No eduquéis vuestra mente, inventad romances con famosos o dejaos preñar por futbolistas o toreros.
Un país que abandona la educación, la investigación, la cultura, el arte y la transmisión del conocimiento. Una nación que deja de lado a los más débiles y protege a los poderosos y los corruptos. Un lugar en el que se torturan animales con lanzas mientras cierran escuelas de música, bibliotecas y centros culturales.
Este es el sitio en el que vivo. Un lodazal de inmundicia que cada día crece un poco más”.
Carta de Juan José Jiménez Blázquez, profesor de Secundaria, y 26 docentes más. Madrid
elventano.es
sábado, 14 de mayo de 2016
Qué fácil es matar a una ecologista
Berta Cáceres sabía que la muerte le pisaba los talones. Nunca lo dudó. Cuando en abril de 2015 la ecologista hondureña recibió el Goldman Enviromental Prize, el Nobel verde, lo dijo. Luego lo repitió a todo el que quiso escucharlo. Su vida estaba amenazada.
No era nada extraño. A lo largo de su lucha habían caído otros compañeros del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras. Ella misma era consciente de que la última batalla, contra la mastodóntica presa de Agua Zarca, le había puesto la diana en la frente.
El proyecto hidroeléctrico vaciaba el río Gualcarque, sagrado para los indios. Para evitarlo, Cáceres movilizó a las comunidades lencas, dio dimensión internacional a su denuncia y no dudó en plantar cara a poderes que en Centroamérica tienen el gatillo fácil. La estrategia surtió efecto. Al menos, en parte. El Banco Mundial y la constructora pública china Sinohydro abandonaron la obra. Al timón quedó la compañía hondureña Desarrollos Energético SA (DESA).
Lo que vino después es una historia mil veces repetida en Honduras. La noche del 2 de marzo, Cáceres fue asesinada de dos tiros en su casa de La Esperanza, al oeste de Tegucigalpa. La autoría del crimen, desentrañada este mes por la fiscalía, saca a la luz un trama terrorífica por su inmensa previsibilidad.
El homicidio fue ordenado por el gerente de DESA, Sergio Ramón Rodríguez Orellana. En su comisión le ayudó uno de sus jefes de seguridad, el teniente retirado Douglas Geovanny Bustillo. Una bestia con ojos de ofidio a quien Cáceres ya había denunciado públicamente por amenazas y hasta acoso sexual. Dio igual.
Bustillo contrató los servicios del mayor Mariano Díaz Chávez, instructor de la Policía Militar y miembro de las Fuerzas Especiales. Su tarea era diseñar la operación. Trazado el plan, contrataron a dos sicarios. Edilson Duarte, de 25 años, fue el que disparó contra la ecologista. Dos balazos del calibre 38. A cambio recibió 50.000 lempiras (2.200 dólares).
Los cuatro implicados ya están encarcelados. Las últimas empresas internacionales que participaban en el proyecto de Agua Zarca (el banco de desarrollo holandés y un fondo de inversión estatal finlandés) han decidido, tarde y mal, irse definitivamente. Pero nadie respira tranquilo. El país centroamericano vive en el abismo. Tiene una de las mayores tasas de homicidio del mundo, y al menos el 90% de los delitos quedan impunes. En poco más de una década, 113 activistas ambientales han sido asesinados. Y no es difícil prever que los seguirán eliminando. ¿Quién lo va a parar?
Ante las amenazas que sufría Berta Cáceres, la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos había ordenado su protección policial. Pero la noche en que acabaron con su vida nadie la custodiaba. Tan solo 12 días después, otro compañero suyo de organización fue asesinado. Se llamaba Nelson García. Tenía 38 años. Lo mataron de un tiro en la cara.
Jan Martínez Ahrens
De elventano.es
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